Vista exposición Caixaforum
La incoherencia en la plasmación de los proyectos curatoriales es uno de los signos más evidentes de lo mal que se está trabajando en nuestro país. Quizás sea una consecuencia más de la recesión, agónica ya en el ámbito de las artes visuales. El descuido se hace patente, por ejemplo, entre lo que vemos en la exposición y los dispositivos didácticos, síntoma de que la imprescindible conjunción entre la responsabilidad curatorial y la coordinación de la institución se interrumpió en algún momento. Esto, por no especular con posibles motivos más espurios.
Un caso todavía en la cartelera madrileña es la exposición «Alvar Aalto, 1898-1976. Arquitectura orgánica, arte y diseño», que puede verse en CaixaForum hasta el 10 de enero de 2016. Mientras el programa de mano está consagrado exclusivamente al arquitecto finlandés, en la exposición desde el primer cartel explicativo se subraya la importancia de su mujer Aino con la que, en viaje de novios por el norte de Italia, recibiría la influencia del clasicismo que fundirían con la tradición finlandesa. Luego, en todo el recorrido vuelve a reaparecer la colaboración entre ambos, en el diseño de edificios y con gran protagonismo, en la creación de la galería de arte y fábrica de muebles, lámparas y objetos de diseño Artek gracias a la que se hizo famoso Aalto, como planteó Eeva-Liisa Pekonen, profesora en la Universidad de Yale, en la conferencia que impartió en Caixaforum.
Aino Marsio-Aalto
Aino Marsio-Aalto (1894-1949) se licenció en arquitectura en 1920, entrando a trabajar en varios estudios hasta ir a parar al del joven Alvar Aalto. Se casaron en 1925. A partir de entonces trabajarían codo a codo. Aunque lo cierto es que, a pesar de la exposición (y el catálogo, editado por Ulla Kinnunen) dedicada a Aino Marsio-Aalto, celebrada en el Alvar Aalto Museum en 2004, todavía no ha llegado a esclarecerse por completo su colaboración. Entre sus primeros trabajos está la Parroquia Pöytyä que según Erling Bjertnae, asistente del estudio, fue obra completa de Marsio. Ella además se dedicó a la construcción de edificios de pequeña escala, especialmente villas veraniegas. El principal de ellos fue su propia casa de verano, Villa Flora en Alajärvi de 1926. Parece probado que la arquitecta a menudo trabajaba el interiorismo de los edificios, como la conocida Villa Mareia (1937-39), pero también en el diseño del mobiliario, como en el Paimio Sanatorium (1927-29). Ambos proyectos pueden verse con detalle en la exposición.
En 1930, los Aalto expusieron en el Minimum Apartment Exhibition de Helsinki, presentando un apartamento pensado para la vida moderna. El diseño de éste estaba muy influido por la transformación social y el nuevo papel de la mujer en la sociedad. Aino Aalto diseñó la famosa “cocina mínima” que componía el elemento más novedoso de toda la vivienda. Influida por la Frankfurter Küchen que diseñó Margarete Schüte-Lihoztky, fue la primera cocina empotrada moderna.
Y no cabe duda de su aportación decisiva en la galería de arte contemporáneo y firma de diseño Artek, que los Aalto fundan junto a la coleccionista y mecenas Maire Gullichsen y el historiador del arte Nils-Gustav Hahlin. Desde su creación, fue su directora creativa y a partir de 1941 se convirtió en su directora general hasta su muerte en 1949. Sabemos, además, que Aino Marsio-Aalto diseñó varios objetos de vidrio para la firma finlandesa Iittala, algunos hoy incorporados a nuestra vida cotidiana como los vasos comercializados por IKEA. Su diseño más conocido es la serie de cristal Bölgeblick diseñada en 1932, con el cual obtuvo la Medalla de Oro en Diseño, en la VI Trienal de Milán de 1936. También sabemos que en 1939 Aino participó individualmente en el Pabellón finlandés de la Feria Mundial de Nueva York, donde el primer premio sería concedido a Alvar Aalto.
A estas alturas no se trata de reivindicar a las arquitectas y diseñadoras durante la primera mitad del siglo XX, afortunadamente hace ya tiempo estudiadas en numerosa monografías y webs. Por eso todavía llama más la atención cómo, acaso por errores de coordinación, se vende esta como un gran retrospectiva del arquitecto y otras muchas exposiciones al gran público.