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Llega la nueva edición 2014 de Jugada a 3 bandas, que tendrá lugar del 3 de abril al 24 de mayo con la participación de 22 galerías en Madrid y 6 en Barcelona, y por cuarto año consecutivo nos felicitamos por este iniciativa creada por Virginia Torrente y dirigida desde el año pasado por el colectivo hablarenarte, porque indudablemente enriquece la cartelera artística.

 

Gracias a la combinación galerías/comisarios/artistas podemos asistir a exposiciones individuales y colectivas de artistas no pertenecientes a la galería en cuestión, propuestas curatoriales interesantes, obras de artistas seniors y emergentes poco vistas o desconocidas y conocer a nuevxs comisarixs, o bien proyectos comisariados por otros artistxs.

 

Este programa novedoso, siempre con algunas  iniciativas destacables que merece la pena disfrutar, sin embargo, parece anacrónico y obsoleto desde la perspectiva de género. Algo más de un tercio (diez) son comisarias, y apenas hallamos un cuarto de artistas mujeres participantes ¿por qué?

 

Por supuesto, hay alguna propuesta feminista (Trío de Damas, comisariada por Margarita Aizpuru para la galería Magda Bellotti en Madrid, con Sandra Vivas, Zoulikha Bouabdellah y Carmen F. Sigler) y bastantes exposiciones que son protagonizadas solo por artistas hombres, al margen de cualquier poética de género. La única exposición individual es la protagonizada por Carolina Bon, que presenta un programa preformativo comisariado por la comisaria Gris García para la Cyan Gallery de Barcelona. Y abundan las colectivas donde las artistas son francamente minoritarias.

 

Si, como sabemos, por formación en la actualidad hay una mayoría abrumadora de artistas y comisarias y equidad en el galerismo; y por otra parte, a nadie se le oculta que nos encontramos en un paradigma academicista u homogeneizador donde los ámbitos de investigación y trabajo artístico hasta cierto punto pueden considerarse intercambiables, ¿por qué esta inercia masculina a la hora de seleccionar comisarixs y artistxs? ¿se mueven poco las comisarias? ¿y las artistas? ¿existe un machismo recalcitrante y no declarado en nuestro sistema artístico? O bien, ¿se trata únicamente de una cuestión de supervivencia y de falta de valentía a la hora de respaldar a algunas que suenan menos? ¿Cuántxs galeristxs y comisarixs son conscientes de la importancia de incluir la perspectiva de género en la selección de artistxs para sus proyectos curatoriales, que por innovadores y comprometidos que sean hacen agua por todos lados si no comprenden que el arte está también para contribuir a cambios efectivos en la sociedad? O al menos, para no obstaculizar la marcha de la historia, de lxs ciudadanxs hacia un horizonte de emancipación.